Mar 13, 2019

fue en un cafe

Se acaricio la barba lentamente y cayo en cuenta que lo hacia porque le recordaba a como ella se la acariciaba mientras estaban acostados.
No podia dejar de pensarla.
Amaneció enferma y había salido a trabajar y el seguía preocupado.

Estaba en un cafe intentando concentrarse y planear el resto del dia, pero casi no había dormido y su mente estaba difusa. 
Años atrás, en ese mismo cafe habían decidido como construir su casa. Los recuerdos brotaban a borbotones, de manera desordenada y sin propósito.

De la nada entro una pareja sin ninguna particularidad aparente. El era notablemente mayor que ella y parecia algo cinico. Ella aun llevaba ropa de gimnasio. Los observo furtivamente detrás de su taza de cafe y sus anteojos.
Comenzo a observar a los demás comensales, al staff de la cafeteria, a los transeuntes que paseaban por la calzada de junto.

Todo parecia tan ordinario, pero había algo diferente. Ese antiguo sentimiento familiar con sabor a extrañeza lo asaltaba esporádicamente, en los lugares y momentos menos esperados y siempre lo dejaban atolondrado por varias horas.

De un momento a otro se sintio abrumado sensorialmente por lo que sucedia a su alrededor. Podia percibir todo. Todo. Las conversaciones de los parroquianos al unísono, los pasos de la gente, el sol entrando por las rendijas de las persianas, el sonido agudo de la puerta al abrirse y cerrarse, el muchacho adolescente sirviendo leche sobre un cafe exotico, la maquina de cafe bufando como una locomotora, el lapiz rasgando microscopicamente el papel de su libreta, el aire artificialmente limpio que respiraba y que acariciaba los vellos de sus brazos y de su nuca, el sabor amargo y acido de su cafe que se enfriaba.

Y sin embargo, dentro del torbellino de información que taladraba sus sentidos, estaba en la esquina un señor elegantemente vestido, con anteojos de carey y un saco gris oxford y una camisa almidonada, impasible y ajeno a la situación. Le calculo unos 70 años.

El estruendo de una taza rompiendose al lado suyo y la salpicadura del cafe ardiendo lo distrajeron de su escrutinio sobre aquel viejo. Sintio que el tiempo se detenia. Como en un limbo. 

Levanto la mirada y lo vio frente a el, a tan solo unos centimetros de distancia. Sentia la tibieza de su aliento. Se miraron fijamente y le dijo "levantante... levantate".
Sintio un cosquilleo en su barba y cuando volteo pudo ver su mano acariciandole la barba. Levanto su mirada y pudo ver la luz que salía de esos ojos verdes expresivos.
Se sonrieron y se dieron un beso.






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