Jun 30, 2009

lagrimas 1

me le quede mirando fijamente.
no era la misma cara de hace veinte anios. tampoco la misma figura. ahora una de sus manos estaba chueca por una fractura de mucho tiempo atras y debido a una osteporosis tardiamente tratada se encorvaba en extremo al caminar, lo cual no podia hacer sin ayuda de un andador.
su cara estaba surcada por miles de arrugas, su cabello tenido era un poco mas ralo, no escuchaba los susurros y habia veces en que su voz temblaba aunque su sonrisa seguia siendo la misma de siempre.

que lejos habian quedado ya aquellos anios en que nos recibia con entusiasmo en la puerta de su casa y nos invitaba a pasar animosamente.
cuando la visitabamos siempre habia te o cafe y algunas galletas que ella misma habia preparado.
recuerdo los dias de horas alargadas que pasabamos en su casa mi hermano y yo, siempre explorando algun lugar nuevo del jardin, adivinando para que eran esos miles de condimentos que reposaban en la enorme alacena, hurgando en los armarios cada nueva figura de porcelana y escudrinando las pinturas, las fotografias, los libros y las revistas con la curiosidad propia de los ojos que apenas descubren el mundo.
corriamos por el pasillo que conectaba la sala con las recamaras y nos deteniamos al lado de una tortuga hecha de madera y con un cojin que hacia las veces de concha.
en una casa que visitaban mas de veinte nietos, ese era el unico artefacto que se podia usar como juguete.

tomo su mano con la mia, me siento a su lado y le digo:
- te quiero mucho.
no hay respuesta, solo silencio.
pongo mi mano sobre su rodilla en senial de afecto y espero pacientemente.
observo su cara, no hay indicios de lagrimas. comienzo a mecer mi mano todavia aferrada a la suya como si fuera un abrazo traducido en un baile de manos.
se voltea despacio, me mira fijamente y balbucea:
- el dolor ya era insoportable. no era justo lo que le querian hacer, la querian llenar de tubos y tenerla conectada. y todo solo para mantenerla viva. no es natural.
- lo bueno es que descanso por fin - le digo.
- te veo diferente.
- me quite la barba.
- te quitaste como cinco anios de encima tambien.
- muchas gracias, favor que me haces!

volteo hacia el frente y me doy cuenta que el cofre esta abierto. observo unas ninias que le piden a su abuela que las cargue para observar mientras yo me repito a mi mismo que resisitire la curiosidad y no mirare.

- quiero ir al banio.
- te ayudo?
- no, dejame sola.
no le hago caso y le ayudo a levantarse. la dejo que vaya al banio.

en el cuarto contiguo hay poca gente, la sala es muy grande y el ambiente es mas bien quedo. de los pocos asistentes, la mitad se encuentran en la cafeteria y la otra mitad conversa calladamente en los sillones.
hago un recorrido alrededor de la sala y aprovecho para hacer un escrutinio de los presentes. nadie habla de ella. nadie parece estar triste. nadie llora.

salgo huyendo de ahi para encargarme de unos asuntos y me voy en el auto pensando en lo que he visto.


continuara...

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